DESCARTES Y LA DUDA
CONDUCTA INICIAL:
- Cuando
estás en un sueño ¿Puedes saber que estás soñando o nunca te das cuenta?
- ¿Cómo
probar que en este momento no estamos soñando?
- ¿Me
puedo fiar de los sentidos o de mi experiencia para conocer la verdad de
las cosas?
- ¿En
qué se parece una computadora y un robot con el tema de alma y cuerpo del
ser humano?
ACTIVIDADES:
A. LEE LA SIGUIENTE LECTURA:
EL GENIO TRAVIESO DE DESCARTES
1. Era una apacible noche del invierno de 1929 en
Holanda. Descartes, gentilhombre, viajero y militar, estaba trabajando en su
escritorio. A su lado, una cálida chimenea chisporroteaba y humeaba sin parar.
Mientras la aldea, al igual que su papagayo Baruch, hacía mucho que dormía,
Descartes estudiaba el gran libro del mundo, descifrando los sistemas
cristalinos y los meteoros.
Dejo
de nevar y la luz proyectó en la habitación una silueta enorme del papagayo
Baruch. Por un momento, Descartes creyó ver tras la sombra de su compañero… ¡a
un Genio Travieso que le tenía una trampa!
Para
Descartes, en aquel momento, su habitación, Holanda y el mundo entero se
volvieron diferentes. ¿Tal vez – se dijo – Baruch, su fiel compañero alado, e
incluso su propio cuerpo podían ser solo quimeras como las artimañas del Genio
Travieso?
Descartes
dudaba: ¿Acaso no he escuchado desde mi
infancia innumerables mentiras como verdades absolutas? Por ejemplo cuando
creía que el Sol giraba en torno a la Tierra… ¿Acaso no he podido demostrar que
mis sentidos podían equivocarse? ¿No me he basado en ello para crear algunas
fintas en mi tratado de esgrima? ¿Sería razonable dudar de que realmente estoy
aquí, en mi habitación, cerca del fuego? ¿Estoy convencido de que estas manos y
este cuerpo son míos? ¿No seré como esos insensatos que se creen reyes cuando
están en la miseria, que se sienten vestidos de oro y púrpura cuando van
desnudos o se imaginan se cántaros o tener el cuerpo de cristal?
- ¡Insensato! ¡Insensato! – Piaba Baruch. ¿Tal vez
Descartes estaba soñando? ¿Creía que soñaba o soñaba que estaba soñando?
2. Si el cielo, el aire, la tierra,
los colores, las figuras, los sonidos… si mis manos, mis ojos, mis sentidos no
son más que parte de un sueño, ¿de qué puedo estar verdaderamente seguro? ¿Tal
vez un Genio Travieso hace que tenga la sensación del tiempo, del espacio y de
los números, pero nada de eso existe en realidad? ¿Tal vez dos más dos no son
cuatro y ese Genio Travieso me hace equivocar en todos mis cálculos?
Descartes
decidió que, para tener alguna certeza, desconfiaría del ardid de todo Genio
Travieso. No permitiría que nadie le impusiera ninguna evidencia, haría como si
nada ni nadie fuera real. Baruch lo miró de reojo. Descartes estaba totalmente
solo. Descartes se acordó, entonces, de su amigo Arquímedes de Siracusa; él
aseguraba que para mover la Tierra, sólo bastaba “un punto de apoyo…”.
Del mismo modo, es necesario que yo
descubra una verdad que no admita duda.
Descartes
estaba seguro de que, bajo la apariencia de Baruch, el Genio Travieso se las
ingeniaría una y otra vez para hacerlo equivocar y llenar su alma de quimeras.
Pero aún sabiéndose víctima de sus triquiñuelas, estaba bien convencido de
existir, puesto que pensaba.
¡Eureka! Pienso, luego existo. ¡Esto
sí que es verdad!
Entusiasmado, tomó su mejor pluma: tal vez el Genio Travieso le había creado la
ilusión de que tenía un cuerpo, que habitaba en un mundo concreto, que dos y
dos son cuatro… pero, a pesar de eso, Descartes podía afirmar con una certeza
absoluta: ¡Soy un ser que piensa!
Sin
embargo, si Descartes era simplemente un ser pensante, ¿Cómo podía entender el
mundo en el que vivía? ¿No sería el mundo tan sólo una ilusión creado por el
Genio Travieso? Descartes cogió de su escritorio una barra de cera. Era suave y
dulce como la miel que contenía y estaba impregnada con el perfume de las
flores donde habían libado las ovejas. Estaba dura, fría, y cuando la golpeó
suavemente sobre la mesa, produjo un sonido sordo. La aproximó al fuego que
ardía en la chimenea…
La
barra de cera se calentó. Comenzó a fundirse y a perder su forma. Cuando
Descartes la tomó de nuevo y golpeó la mesa con ella, se quemó ligeramente los
dedos, pero no escuchó ruido alguno.
Estoy seguro de que es la misma barra
de cera. Pero ahora ya no tiene la dulzura de la miel, ni aquel agradable olor
a flores, ni conserva la misma forma, ni produce el mismo sonido… estoy seguro
de que se trata de la misma cera, pero mis sentidos me dicen lo contrario…
¿cómo puedo reconocer la barra anterior en esta cera si es tan distinta?
El
eco de las voces de algunos noctámbulos que salían de una taberna cercana
atrajo a Descartes a la ventana.
Estos sombreros y estas capas que veo
pasar por la calle bajo lo que creo reconocer a seres humanos ¿Quién me dice
que no cubren a espectros? ¿Y si bajo sus plumas Baruch no fuera más que un
autómata que se mueve por resortes? ¿Cómo prueban las cosas que me rodean otra
cosa que no sea mi propia existencia, la de Descartes, que es quien las mira o
las imagina?
Finalmente,
Descartes no pudo entender nada que no fuera su propia esencia. Decidió, pues,
acostarse y, de un soplo, apagó la vela.
Cerraré los ojos, me taparé los oídos,
anularé mis sentidos y dejaré la mente en blanco. Para llegar a alguna
conclusión, procuraré relacionarme mejor conmigo mismo.
3. -
¡Conmigo mismo! – resopló Baruch, que quería dormir. Descartes se encasquetó su
gorro de dormir, se adentró en su memoria e intentó averiguar qué cosas eran
ciertas y evidentes. Innumerables ideas poblaron su mente: la Tierra, el cielo,
los astros, su primera novia que bizqueaba un poco, los restos de la barra de
cera y todo aquello que había ido conociendo a lo largo de los años. Pero la
cuestión era averiguar cuáles de estas cosas eran auténticas.
Creo,
por ejemplo, que el Sol es extremadamente pequeño, tal como ayer lo vi brillar en
el cielo; pero la astronomía me enseña que su tamaño supera muchas veces al de
la Tierra. ¡Son dos conceptos que no pueden corresponder al mismo Sol! Estoy
seguro de que ambos pareceres respecto del Sol proceden de alguna parte: hay
tanta verdad en el origen de ambos conceptos, como en los conceptos en sí
mismos…
Descartes
durmió mucho. Soñó que era un obrero empeñado en la fabricación de una
formidable máquina, producto de sus conocimientos y de los de su papagayo. Las
pequeñas piezas que componían la máquina eran ideas nacidas de su inteligencia.
Considerando la forma en que todas esas ideas encajaban unas con otras, creyó
adivinar cuál era la fuente de la idea original, una idea clara y diferente,
que era en sí misma la realidad y la perfección plenas.
Descubrió,
entonces, la existencia de algo infinito, eterno, todopoderoso, por lo que él
mismo y el universo entero habían sido creados. Al probar la perfección de su
descubrimiento, Descartes sintió una inmensa alegría. Nunca había sentido nada
parecido. A este concepto lo llamó Dios.
¿Cómo es posible que yo que soy un
simple mortal, que no lo sé todo y que no puedo saberlo todo, puedo llegar a
comprender lo que es una cosa infinita? ¿Cómo ha surgido en mi mente la idea de
Dios? No he conocido a Dios a través de mis sentidos, es necesario, pues, que
este concepto haya sido depositado en mí por alguien verdaderamente infinito…
¿Habrá sido el propio Dios quien ha inculcado tal idea cuando me creó, como la
firma de todo creador sobre su obra?
Descartes
se despertó y examinó la idea de infinito que el mismo Dios había depositado en
lo más profundo de su mente.
Veamos. Dios es infinito. Dios es
todopoderoso. Dios posee todas las perfecciones. Es decir, a Dios nada le
falta. Por tanto, ¡Él no puede dejar de existir! De hecho, la existencia en sí
misma va tan unida a la idea de Dios como el valle a la montaña o los tres
lados al triángulo… y puesto que Dios es perfecto, no querrá que yo me
equivoque. ¿Cómo es posible, pues, que las cosas de este mundo me parezcan tan
poco fiables?
Baruch,
entretanto, contemplaba con gran interés a un moscardón atrapado en la
telaraña.
4. Descartes
quiso pasar por la experiencia de apartarse e todas las cosas materiales. Se
arrebujó en su cama, se escondió bajo su almohada, se tapó los oídos, pero le
resultó imposible no notar la presión de sus manos contra la cabeza, sentir el
peso de las sábanas o notar el olor a pan recién hecho que, desde el puesto de
un vendedor ambulante, se colaba por su ventana.
Aunque
todas esas cosas fueran producto de su imaginación, Descartes no podía
ignorarlas.
¡Qué cosa más extraña! Yo, un ser
pensante, no consigo desprenderme por completo de este cuerpo al que considero
mío. ¡Parece, incluso, que este aroma a pan recién hecho hace nacer en mi alma
una cierta alegría!
Descartes
estaba sintiendo la unión de su alma y su cuerpo, pero no acababa de
comprenderlo. ¿Cómo era posible que una reacción de su estómago, tan diferente
de su espíritu, lo llevara a querer comer? ¿Cómo una sensación de su cuerpo
estaba tan unida a un sentimiento de su alma?
Descartes
recordó que en una batalla había visto que algunos soldados a los que se les
había amputado un brazo o una pierna aún sentían dolor del miembro que ya no
tenían.
-
¿Quién sabe lo poderoso que es el cuerpo?- , pregunto Baruch.
Descartes
conocía fantasías semejantes: mientras dormía, la máquina con la que soñaba le
había parecido tan real como todo lo que ahora lo rodeaba. Decididamente, no
podía fiarse de los sentidos.
Mejor empiezo a considerar como cosas
distintas el ser pensante que soy y este cuerpo que puede engañarme…
Al
levantarse de la cama, pisó a Baruch, que se paseaba por la habitación, y este
se defendió con un fuerte picotazo. ¡Arrgh!
Firmemente
agarrado a su meñique, Descartes no conseguía deshacerse de Baruch, que aún no
había desayunado y no estaba dispuesto a dejar escapar la golosina que había
conseguido por cuenta propia.
Descartes
comprendió, entonces, que él no habitaba en su cuerpo como un piloto que
conduce una nave y ve que algo se estropea en su navío. Por el contrario,
estaba tan unido a su cuerpo que, herido de un píe, todo él había sentido
intensamente el dolor. Por eso, sabía que debía hacer todo lo posible para
desprenderse de la bestezuela que permanecía enganchada a su píe.
5. Reflexionando
sobre su meñique picoteado, Descartes supo que sus sentidos le permitían
distinguir lo verdadero de lo falso. De hecho, podía utilizar varios de ellos
para examinar una misma cosa y luego combinar, gracias a su memoria, los conocimientos
adquiridos con los actuales.
Si
Baruch aparecía y desaparecía a menudo tal como hacen la imágenes cuando
duermo, entonces será una imagen formada en mi cerebro, más que un auténtico
papagayo. Pero ahora sé que no estoy soñando, ya que mis sueños jamás se han
encadenado unos con otros como el discurrir de mi vida cuando estoy despierto.
Baruch
iba y venía tranquilamente ante su maestro y Descartes pudo disfrutar de esta
hermosa mañana. Escuchando el ruido de la calle, gozando de la calidez del sol,
uniendo sus sentidos, su memoria y su entendimiento, Descartes no fue capaz de
encontrar cosa alguna que no encajara con el resto y nunca más dudó de que
fueran reales.
Tomado
de: MONGIN, Jean Paul (2014), El genio Travieso de Descartes, Panamericana:
Bogotá.
B. TALLER DE LECTURA CRÍTICA: Las preguntas están ordenadas en
bloques, según los cinco puntos colocados en el texto. Los asteriscos son para
separar las preguntas de acuerdo a los bloques que pertenecen en el cuento.
1. Bloque uno:
Sentido local:
- ¿Qué estaba haciendo Descartes al
inicio del cuento?
- ¿Cómo se llama aquel que trata de
engañar a Descartes?
- ¿Cómo se llama el papagayo de
Descartes?
- ¿En qué momento empezó a soñar
Descartes?
Competencia interpretativa:
- ¿Qué es una verdad absoluta?
Competencia Argumentativa:
- ¿Por qué los sentidos me pueden
engañar?
Competencia Propositiva:
- ¿En qué momento me pueden engañar
los sentidos?
********************************************************************************************************
2. Bloque dos:
Sentido local:
- ¿Qué problemática enfrenta
Descartes con la barra de Cera?
- ¿De qué es la barra de cera?
- ¿De qué es lo único que puede
estar seguro Descartes?
Competencia Interpretativa:
- ¿Cómo buscó Descartes la verdad o
la certeza?
- ¿Qué quiere decir la expresión:
Pienso luego existo?
Competencia argumentativa:
- ¿Cuál es la razón que Descartes
querría que nadie le impusiera evidencias?
- ¿Por qué Descartes se alegró de
saber que él era un ser pensante?
Competencia propositiva:
- Si esto es un sueño ¿De qué puedo
estar verdaderamente seguro?
********************************************************************************************************
3. Bloque tres:
Sentido local:
- ¿Qué significa los términos de:
Cierto y evidente?
- ¿Cuál es el dilema que se tiene
con el sol?
- ¿Cómo prueba Descartes la
existencia de Dios?
*******************************************************************************************************
4. Bloque cuatro:
Competencia Interpretativa:
·
¿Cuál
es la diferencia entre el alma y cuerpo según Descartes?
·
¿Qué
significa que los soldados amputados, podían sentir sus brazos inexistentes?
¿Qué se prueba con eso?
Competencia Argumentativa:
·
¿Por
qué cree Descartes que todas las cosas pueden ser producto de la imaginación?
·
¿Por
qué dice Descartes que el cuerpo me puede engañar?
Competencia Propositiva:
·
¿Qué
otras evidencias hay que el alma y cuerpo sean diferentes?
********************************************************************************************************
5. Bloque cinco:
Competencia Interpretativa:
- ¿Qué hace los sentidos y la
memoria?
Competencia argumentativa:
- ¿Por qué Descartes sabe que no
está soñando?
Competencia Propositiva:
- ¿Qué cambios se encuentra en
Descartes desde el bloque cinco con el resto del cuento? ¿Por qué suceden
esos cambios?
Sentido Global:
- ¿De qué se trata el cuento?
- ¿Qué relación hay entre el título
y lo que narra el cuento?
- ¿Qué quiere probar Descartes en
el cuento?
- ¿Descartes en monista o dualista?
Justifique.
********************************************************************************************************
C. OBSERVA LA IMAGEN Y RESPONDE:
a. ¿Qué está sucediendo en cada viñeta de la historieta?
b.
¿Qué usa Descartes para Despertar del Matrix?
c.
¿Qué relación hay entre la duda y el pensamiento?
d. ¿Qué
importancia tiene las primeras preguntas que se hace descartes en la primera
viñeta, con el resto de la historia?
e. ¿De
qué es lo primero que empieza a dudar Descartes? ¿Por qué crees que se deba
dudar primero de eso?
f.
¿Qué relación hay entre el cuento del Genio travieso de Descartes y la
historieta que se está analizando?
RECURSOS:
Humanos: Docente de filosofía, compañeros de
clase.
Locativos: Salón de clase e internet.
Pedagógicos: libros de texto y bibliografía
virtual
Tened presente que este es un blog para docentes, no para que los estudiantes copien una respuesta, porque así no funciona el aprendizaje.
Gracias.
BIBLIOGRAFÍA VIRTUAL:
Rescatado
el día 30 de Enero del 2015
http://www.webdianoia.com/moderna/descartes/desc_cogito.htm
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